viernes, 11 de septiembre de 2009

io sono il diavolo

Maduro esta idea, sí son sólo imágenes ¿qué puedo reflejar?

No se si seré lo que creí hacerle saber a la gente que era. Soy, soy como únicamente se puede ser, tengo un nombre sin religión, y una enciclopedia de segundos que he contado.

Vengo a este lugar cada vez que muere una niña con cerillos, los obispos me asquean. He llorado, como únicamente se puede llorar; con el pecho a tierra y el corazón oprimido. No sufro por lo sufrido, sufro por ser humano; pero no sufro. Abro mis ojos sin pensarlo y sin quererlo; sólo los abro; canto penas y aro el aire; pero soy tan amante de este mundo y sus maldades, que disfruto el cosquilleo en la sien cada mañana de domingo. Vendo campos y me vendo yo, para no verme a veces, cierro los ojos; sin querer y sin pensar. Pienso tanto como cualquier otro que se da al pensamiento, soplo mares, lanzo piedras; al azar juego. Miento por ser humano y me castigo por que no existe quien lo haga; polvo es polvo, ceniza es madre, colilla es hija.

Alguna vez, más de una, vi llover sin parar, me moje y viví; y paró, y así una y otra vez. Hasta que comprendí que no pararía de llover por su capricho, pararía cuando yo quisiera dejar de sentir las gotas en mis dedos.

Es así pues, que tomo este anzuelo y lo estrello contra el muro de papel, con la esperanza de un consuelo, un albur a mi favor, parafina, velador.

Soy de hierro, quizás; pero qué es el hierro sino un adorno de anaquel, no una verdad, una biga, un corcel. No más que un enigma o una sombra, un muñeco o un cartel.

Soy, un punto intermedio entre hoy y cualquier día de mi vida.

miércoles, 17 de junio de 2009

Soy una lombriz

Es tan tonta el alma humana, si es que existe tal cosa con semejante nombre. Se deja llevar por los infinitos calamares del inconsciente verbal. Y luego cuando todo está bien y la felicidad se le entrega como fiera en celo y se revuelca en los rincones placenteros, moviendo el cabello de adelante hacia atrás, la dejamos ir y la maldecimos por fácil y perdida. Que es lo que necesita un hombre para saberse certero del poder que no tiene. ¿Cuantos muertos hacen falta para dejar de morirnos? ¿No es ya suficiente con que pensar sea un reto para mi generación? He llegado a este punto en la muerte en el que creo que todo se fue de las manos del que se suponía me iba a decir que camino no tomar y de cual alejarme para ser un perfecto aristócrata seudo-intelectual que jadea y se retuerce al compas de una nota cargada de sal. Mis infantiles piratas de personalidad.
Si me dices hoy que me iré de aquí hacia la vasta frontera clínica de ya no saber que hacer ni a quien decirle que lo haga por mí. Si es que acaso piensas que me rendiré ante la fortuna de tener donde vivir, que comer y que vestir; estas en toda la razón. Y me odio más a mi que a ti por haber tomado la decisión de seguirme a paso lento sobre el aire que respiro y mis palabras al azar. Ser cobarde no es manía ni ocupación, es la historia de la vida contada a pulso y sin tinta. Ser valiente aquí me dice que desperdicie dos horas de mi tiempo procurando arreglar las flores de mi lecho, el tono de mi voz. Que en verdad le importa al desprecio si lo utilizas o no ¿Qué te digo hermana mía? ¿O mejor me voy? ¿Qué te dice la razón? ¿Viviré más de lo que crees prudente?

domingo, 22 de marzo de 2009

Níur Res

Ordeno un millón de navajas sobre la punta de mis dedos y vuelo sin rumbo cierto por la arena movediza de sus suelos, me dibujo, como un pájaro endurecido por el viento, y colmado de recuerdos me dirijo hacia el centro delos sueños, caigo, mientras siento volar un canario entre mis huesos y me duele. Y me duele, más aún, después de decirme a mi mismo que reinará el sol sobre todo lo que a su paso fue dejando la estampida, la humana decepción y la cordialidad de los bohemios. La tinta de los mares rojos y salobres, amargos y montañosos, lejanos que se besan y se funden al compás de los melódicos lamentos de un jardín apasionado, entregado al placer de hacer el monte crecer y las barbas podar. Y volver sobre rocas al Edén y caer. Y caer en pie ante la magia del señor, ante los ojos de Malfeth. Hoy pedí y rogué, me cedí con odio y me cegué con calma, cerré las puertas de mi imperio y entro la sarna y carcomió sus huesos y la dejó partir, la vio morir y a él nacer, lo vi venir y lo ignoré. Si no salgo de mis dramas, si el alud ha de emerger, si los vinos y la esclava, si los cielos y el país, si el mar sigue de frente al sol. Al sol, centro, mismo de. Has de llegar vestida de novia, en féretro de hierbas, de arbustos y arenal. Cada cuando pensaremos que los ancianos se resentirán por el flujo del palmar, y seremos más de lo que fue el mismo restaurador, defensor de la idiotez. Más.

lunes, 16 de marzo de 2009

Perdón

Faltan días para morir en pie de los falsos profetas, el decir de la vida, la mierda carga de los anchos cielos, la palabra mal dicha y mal interpretada. Los mejores momentos de la lengua son aquellos que olvidamos, no vendieron sus brazos, menos la lección, menos el sentir, menos el ingenio y la creatividad. No hay quien determine los rangos y las medidas en la pluma del saber, pero si hay quien los destruya, si hay quien lo lamente, si hay quien se retuerce y culpa a la mala suerte. Como no pensar entre un haz de luz y una mente cerrada. Como no objetar la muerte del papel y el renacer de los árboles con olor a sábanas blancas. Como olvidar que todo lo que por mis ojos ha pasado no debe repetirse o los recuerdos morirán y las sensaciones no te harán sentir desnudo ante el universo y voltear a la vista del mendigo y al beso de la negra noche. No es el sexo, no el amor, no el dolor, no el placer, no el alcohol, menos Dios, oh Dios. No lo es. Son ustedes y no yo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Nada

No es que clame que los días se detengan al imperio de los calvos conocedores, ni que crea que los días pasaran a ser semanas envueltos en la tela del dolor, ni que piense que diciendo todo aquello que no pudo ser mientras hubo tiempo cambiaré la verdad de Dios, nuestra sagrada palabra, nuestro néctar del placer a boca llena, no es nada de lo que aquí discurrimos y opinamos y vivimos y adoramos, lo que nos salvará de la eterna gloria y el yugo de la señora madre, Naturaleza Muerta, pintoresca imagen de la decadencia humana, no es de hoy que los pies duelen ante el paso del gigante ni que la llave del dintel se la tragó el cordero, no mi odiado amigo, no somos nada como nada es aquel que se atreve a decirme que mi cerebro no funciona como lo manda Dios,
¿Quién es Dios?
Alguien que dicta sus palabras.
¿Que ha escrito él?

domingo, 6 de julio de 2008

El dulce campo y la viuda gris

Nunca, nunca, que di mi vida para decir que el tiempo gira en derredor y que la rancia noche de mis huesos duele tanto como un canto de ángeles en el cabello de las mantis moribundas y un cerillo que se apaga, y una madre que llora porque su hijo ha salido libre, cuanto? cuando? como?, que pasa aquí que mis amigos no pasan a decirme que me quieren y me extrañan, por qué?, por favor cierren el piso de abajo y colmen este espacio de nubes ardientes y demonios en la memoria, esos que me hacen vivir cada día, y me hacen saber que esa locura que mi cabeza piensa como verdades es el Dios de mi maldito infierno, de mi desgraciada existencia, vengan todos los miserables y unanse a mi camino y haganme sentir que la vida es mierda con buen olor, que es paraiso de enfermadades y cataclismo de penas, almas y cadáveres, tanto y tanto, mueran todos los que crean que el agua es vida y la letra un arma, mueran todos los que crean que somos seres de pensar y que cada pieza de museo vale un trozo de mi pan, viva aquel que dice que ya no puede más, que esta vida es dolor y sangre y hierro, que vivan los devastadores inviernos que cuentan victimas, los asesinos de virgenes, los hijos de la oscuridad y el diablo porque él es sincero.

lunes, 23 de junio de 2008

ip sofacto

De aquí parten mis palabras y me cae el cielo encima, y me muero de tristeza por beber del agua tibia de tu vientre pálido como el rostro de Leviatán en su dominio, de su sangre de mis rocas, de la vida y su sudor, de sus ansias de volar y mi tierno padecer, mi dolor craneal, mi pan mi voz,
Donde todo calla al grito de estruendo sonoro y profundo, donde no hay quien se levante a la orden del día, al golpe de botín, al alba, amor mío al alba, todo es hoy un manto sagrado que cubre la faz de un futuro cierto y seguro y confortable y sereno y calmo y silencioso, no hay ramas del árbol que sufran ardor ni llamas que mueran a la brisa, no hay ni siquiera quien diga que no se quiere morir sin ver, los ciegos no lloran, no tienen por qué
Andamos de tintas el alma manchada, el colmo de ello seria morir, acabar con las tontas ilusiones de caminar en la arena y dormir bajo el sol que se refracta en la luna, sería quedar, sería saber, sería soñar, sería perder, sería cantar y sería beber.