domingo, 22 de marzo de 2009

Níur Res

Ordeno un millón de navajas sobre la punta de mis dedos y vuelo sin rumbo cierto por la arena movediza de sus suelos, me dibujo, como un pájaro endurecido por el viento, y colmado de recuerdos me dirijo hacia el centro delos sueños, caigo, mientras siento volar un canario entre mis huesos y me duele. Y me duele, más aún, después de decirme a mi mismo que reinará el sol sobre todo lo que a su paso fue dejando la estampida, la humana decepción y la cordialidad de los bohemios. La tinta de los mares rojos y salobres, amargos y montañosos, lejanos que se besan y se funden al compás de los melódicos lamentos de un jardín apasionado, entregado al placer de hacer el monte crecer y las barbas podar. Y volver sobre rocas al Edén y caer. Y caer en pie ante la magia del señor, ante los ojos de Malfeth. Hoy pedí y rogué, me cedí con odio y me cegué con calma, cerré las puertas de mi imperio y entro la sarna y carcomió sus huesos y la dejó partir, la vio morir y a él nacer, lo vi venir y lo ignoré. Si no salgo de mis dramas, si el alud ha de emerger, si los vinos y la esclava, si los cielos y el país, si el mar sigue de frente al sol. Al sol, centro, mismo de. Has de llegar vestida de novia, en féretro de hierbas, de arbustos y arenal. Cada cuando pensaremos que los ancianos se resentirán por el flujo del palmar, y seremos más de lo que fue el mismo restaurador, defensor de la idiotez. Más.

lunes, 16 de marzo de 2009

Perdón

Faltan días para morir en pie de los falsos profetas, el decir de la vida, la mierda carga de los anchos cielos, la palabra mal dicha y mal interpretada. Los mejores momentos de la lengua son aquellos que olvidamos, no vendieron sus brazos, menos la lección, menos el sentir, menos el ingenio y la creatividad. No hay quien determine los rangos y las medidas en la pluma del saber, pero si hay quien los destruya, si hay quien lo lamente, si hay quien se retuerce y culpa a la mala suerte. Como no pensar entre un haz de luz y una mente cerrada. Como no objetar la muerte del papel y el renacer de los árboles con olor a sábanas blancas. Como olvidar que todo lo que por mis ojos ha pasado no debe repetirse o los recuerdos morirán y las sensaciones no te harán sentir desnudo ante el universo y voltear a la vista del mendigo y al beso de la negra noche. No es el sexo, no el amor, no el dolor, no el placer, no el alcohol, menos Dios, oh Dios. No lo es. Son ustedes y no yo.